lunes, 29 de agosto de 2011

INVITACIÓN EN EL CEMENTERIO

                            

       Cristina era una joven muchacha, que desde muy temprana edad vivía con su abuela Silvia.
Su mamá había muerto, de un cáncer en el ceno, cuando esta tenia doce años.A pesar que no pudo culminar sus estudios superiores, Cristina trabajaba de obrera en una compañía, donde gozaba del aprecio de todos sus compañeros.Allí conoció a Gustavo, otro muchacho humilde de muy buenos sentimientos.Cristina todos los Domingos iba al cementerio después de misa de siete a llevarle flores a su madre muerta.Un Domingo por la mañana su abuela enferma de repente y muere, la pobre Silvia quedo muy sola, ya no tenia a nadie con quien contar, ya que nunca conoció a su padre.En vista de esto, Gustavo le pide a cristina que se casen, ya que el también necesitaba como ella formalizar un hogar.Cristina accedió y fijaron fecha para la boda, un día antes del matrimonio, Cristiana le dice a Gustavo que ella después de comulgar iría a llevarle flores a su mamá y a su abuela al cementerio, este le dijo que él la acompañaría.Era tanta la alegría del muchacho que muy cerca de la tumba de la madre de Cristina, se encontró una calavera y este jugando le dijo te invito para mi matrimonio.El día del matrimonio, todos sus invitados reían, comían y disfrutaban, pero había un señor que no comía ni bebía nada, uno de los mesoneros le comento a cristina ese señor que esta allá, no come nada, pregúntele que es lo que le pasa.Ella le pregunto a Gustavo, ¿tu conoces a ese señor? Él le responde, no yo no se quien es, Cristina le digo yo voy hablar con él, buenas noches amigo ¿esta bien atendido?, ¿Quiere algo?, Este le contesto, no-señorita yo solo vine a cumplir.Ella le dice a Gustavo el señor dice que viene a cumplir ¿tú lo invitaste?, No yo no lo conozco.Gustavo todo intrigado sale hablar con el señor, buenas noches amigo, como esta usted, ¿ lo han atendido bien?, Sí mijo le responde el señor, gracias por haberme invitado, todo esta muy bonito y serás muy feliz, gracias amigo, ¿pero yo no me acuerdo de usted? Y mucho menos de haberlo invitado, El hombre le responde no te acuerdas de mí, yo soy la carabela que invitaste esta mañana en el cementerio.   Fue tanta le impresión que Gustavo, que no podía hablar y sin sentido al piso cayo,      
 una señora que  se encontraba muy cerca y que oyó la Conversación, le dijo hijo no se le ocurra jugarse con los muertos, porque ellos cumplen, valla al cementerio y llévela un vaso con agua y una velita, para que te disculpes con él.
Así lo hizo, llegando al sitio donde encontró la cabeza, consiguió al hombre sentado, y este le dijo gracias por el agua y la vela me hacían falta y vete tranquilo, que a partir de hoy yo seré tu guía y protector.